Durante la Primera Guerra Mundial fue usado ampliamente por las tropas de los distintos contendientes que lucharon en Oriente medio y África.
El casco colonial, es la versión militar del salacot de uso civil, este último tiene su orígen en Filipinas.
Tiene forma de medio casquete esférico, que cubre la mayor parte del cráneo y la nuca. Suele ir ceñido a la cabeza por un aro distante de los bordes para dejar circular el aire, así como por orificios de aireación.
Está fabricado con tejido de tiras de caña o de otro material natural.
La palabra es de origen tagalo (salaksak).
Durante la primera mitad del siglo XX el casco colonial se sigue usando por los distintos ejércitos, y sus diseños parten del diseño Ingés Wolseley, que se va acercando más a la forma del salacot.
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